LA MENTE, ESPADA DE DOBLE FILO


Pocas personas en el mundo parecen comprender hoy el poder del pensamiento y su importancia para dar forma a todas las condiciones del mundo, y cualquier individuo cuyas actividades mentales no sean dirigidas por la rectitud es una amenaza para sus semejantes, sin tener en cuenta su posición en la vida. Todo individuo del mundo en posesión de una inteligencia normal tiene una cierta cantidad de responsabilidades y estas obligaciones no son trasferibles. Hay responsabilidades del hogar, la comunidad, del estado, la nación y responsabilidades mundiales, siendo la más importante la responsabilidad con el Creador, a quien debemos nuestra misma existencia.

Existe una sola fuente de vida y esa es Dios, el creador de nuestra esfera de existencia y, toda actividad mental que no esté empapada de su vida, nunca alcanzará resultados permanentes. Las malas acciones pueden permanecer por un tiempo, pero dentro de sí mismas poseen el germen de su propia decadencia, contrario al Plan Divino, que invariablemente se mueve hacia adelante. La fuerza vital usada para promover el mal gradualmente se disipa y al no tener poder dentro de sí misma para renovar su fuerza disipada, finalmente se desintegra.




Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también".


(Biblia, Hechos 17:28)


Un hecho literalmente verdadero; porque nuestro sistema solar bien puede ser considerado como el cuerpo físico de nuestro Creador, cuyo cuerpo gobernado por ciertas leyes cósmicas pone al hombre en relación con Dios, de cuya fuente obtenemos la fuerza vital necesaria para animar nuestras actividades y producir resultados duraderos. Una vez que comprendemos el plan, estamos en posición de lograr tremendas empresas, porque hemos descubierto la ley que gobierna el éxito permanente.

Pero dice el proverbio: "Si los deseos fuesen caballos los mendigos caminarían en ellos." Alguna cosa más se necesita para conseguir el éxito y la felicidad que meros deseos.

Los estudiantes de la Fraternidad Rosacruz están familiarizados con la idea de que no existe "suerte," y, por lo tanto, están de acuerdo con Mefistófeles de FAUSTO cuando dice: "Cuán estrechamente la suerte está unida al mérito. Es una cosa que nunca se le ocurre al necio. Si él consiguiera la piedra filosofal del hombre sabio, yo lo aseguro, la piedra ésta no tendría al filósofo."
Pero al llegar aquí asaltará, inmediatamente, una duda a la mente de muchos: "¿Es posible el reducir a una ley al éxito?." Sí, sin duda existe la ley del éxito, tan segura e inmutable como cualquier otra de las grandes leyes cósmicas, y a la vez que el propósito es aplicarla a los asuntos espirituales, no se puede ocultar que puede brindar también éxito en negocios materiales. Pero antes de usarla en tal dirección se debe considerar cuidadosamente que el hacer tal cosa significa un suicidio espiritual, porque se nos ha dicho, "vosotros no podéis servir a Dios y a Mamón," el rey de la codicia. Es preferible "que busquéis primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas se los darán por añadidura."

La ley de éxito, puede enunciarse así:




Primero, determinar definitiva y claramente aquello que deseemos: desarrollo de la fuerza curativa, aumento de la visión, auxilio invisible, facilidad de palabras para dar conferencias y diseminar la filosofía Rosacruz entre los demás, etc.


Segundo, una vez que se ha decidido una finalidad nunca admitir un pensamiento de miedo, de fracaso ni por un momento, sino que debe cultivarse una determinación invencible de llevar a cabo nuestro objeto a despecho de todos los obstáculos. Constantemente manténgase el pensamiento de ¡¡yo puedo hacerlo y lo haré!!.


No se empiece a hacer planes de cómo llegar a la meta hasta que se haya alcanzado un estado de absoluta confianza en uno y en nuestra habilidad de hacer lo que se desea, porque una mente indecisa, voluble y asustadiza por el más ligero temor, no puede concebir planes que lo conduzcan a un éxito completo. Por lo tanto, seamos pacientes y primeramente asegurémonos cultivar una fe absoluta, propia y en nuestra capacidad para llegar a donde nos proponemos en contra de todos los obstáculos.
Cuando se haya alcanzado el punto en el que se está totalmente persuadido que el éxito es de uno y, determinado positivamente a vencer, no habrá poder en la tierra ni en el cielo capaz de oponerse a su paso para llegar al fin propuesto, entonces es el momento oportuno de hacer los planes de modo que podamos alcanzar los deseos de nuestros corazones con probabilidades de éxito.





La Ley del éxito es gobernada por el poder del pensamiento


Y trabaja igualmente si es empleada por el individuo para gobernar las actividades de su propia vida o por las masas para dirigir los asuntos de la comunidad, Estado, nación o del mundo. Podemos considerar esto como nuestro Poder Interno. Es omnipotente porque es una parte del Dios del Universo, omnipotencia, que está más o menos latente en la humanid

ad actual. La función de la evolución es desarrollarla para manifestarla en omnipotencia positiva y dinámica. Esto es lo que estamos aprendiendo gradualmente a hacer en nuestra vida diaria y por los renacimientos sucesivos.

Este Poder Interno afecta la personalidad y la vida diaria cuando el Dios Interno, que es omnipotente y poseedor de toda sabiduría, envía constantemente mensajes a la mente consciente. Estos mensajes aparecen como intuiciones, inspiraciones, ideas originales que nos dicen que es lo que el Yo Superior con su sabiduría desea que hagamos. Uno puede recibir estos mensajes aquietando la mente consciente y particularmente teniendo períodos de quietud para la meditación y la oración de modo que, cuando la mente consciente se aquiete, el Poder pueda hablarnos y nosotros oírlo. Nos está hablando y enviando mensajes mentales todo el tiempo sin importar cuán activos estemos. La consciencia es otro de los mensajes del Poder Interno que haríamos bien en obedecer. Si únicamente obedecemos las direcciones de

este Poder, él nos hablará en tono cada vez más claro, remodelando gradualmente nuestras vidas y trasformando nuestros fracasos en éxitos.

Es esencial que cultivemos la creencia en la existencia del Poder Interno y en su capacidad de transformar nuestras vidas. Esta creencia es la llave, el circuito eléctrico que nos conecta con el. Si establecemos una clara conexión entre el Poder y nuestra mente consciente, el resultado será mucho mejor, porque entonces el Ego puede enviarnos mensajes más claros y efectivos. Algunos llaman a esto fe, fe en Dios. En realidad la fe en el Dios Interno y en su poder es la misma cosa que la fe en el Dios Externo y su omnipotencia. Por ello permanezcamos quietos, escuchemos y obedezcamos las sugestiones y direcciones del Poder Interno, venciendo el miedo, la ansiedad y obteniendo equilibrio, factor principal en el éxito total de nuestras vidas.

Desde el punto de vista espiritual sabemos que todas las cosas están ordenadas con sabiduría en el éxito total de nuestras vidas y podemos hacer un destino nuevo y constructivo para neutralizar y contrapesar algunas de las deudas de nuestras vidas anteriores. Ciertamente, no solo deseamos asumir la plena responsabilidad por nuestros procesos mentales, sino reconocer cuán poderoso y trascendente es realmente el pensamiento. T

odas las cosas, sea para bien o para mal, pueden ser logradas con él y estamos por lo menos aprendiendo a comprender porque se ha dicho… “Como el hombre piensa, así es él”.

No olvidemos que desde la caída del hombre en la materia, la mente en lugar de ser un eslabón que une al Ego con sus vehículos, se alió internamente con el cuerpo de deseos para ser sirviente del mismo, lo cual constituye la astucia propia de los Atlantes. En la actualidad la Quinta Epoca “Aria”, estamos desarrollando el poder del EGO a través de la razón, propia del pensamiento abstracto aplicado al mundo material.

El esfuerzo que debemos hacer como egos es tratar de liberar la mente concreta de su ser

vidumbre el cuerpo de deseos y sus impulsos egoístas y tratar de unirla al Yo Superior a través de otra actividad, propia de la sexta época: el amor espiritual, impersonal que todo lo abarca, desarrollando el germen del “Espíritu de Vida” que todos tenemos en nuestra constitución espiritual, espíritu unificante y universal y con esto hacer nacer lo divino en nosotros o “Cristo Interno”, lo único que puede traernos la Fraternidad Universal. (Biblia Gálatas 4:19 Hijitos míos, que vuelvo otra vez á estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros

Tampoco debemos dejar de lado que la mente fue dada a la humanidad por los Señores de la Mente que inculcaron el egoísmo. La mente es el cuerpo principalmente humano, adquirido en el período terrestre; véase que en la Biblia “el que tenga entendimiento conozca el número de bestia”; el número 666 simplificado da como resultado el número 9, el número del hombre, indicando que el uso indebido de la mente nos conduce al mal, o sino veamos el Padre Nuestro en el cual se ruega a Dios que nos libre del mal; es decir, que nos libre de las malas tentaciones e inclinaciones de la mente:



Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.